Los procesos de despojo sobre los territorios y formas de vida de los pueblos y comunidades indígenas devienen de un continuum histórico donde el dominio, la legalidad y las violencias están intrínsecamente relacionados.
Sin embargo, desde las particularidades y capacidades de cada pueblos y comunidad indígena han emprendido sus propias estrategias de resistencia que les ha permitido reconfigurarse históricamente y constituir relaciones diferenciales con los poderes estatales y extra estatales. A la entrada de las políticas neoliberales el marco de oportunidad para el despojo se intensificó mediante los mega proyectos, industrias extractivas o políticas públicas dirigidas a su despojo.